Cómo cultivar tu matrimonio durante un tiempo difícil

Cuando estaba recién casada disfruté muchísimo mi matrimonio. Me había casado con mi mejor amigo y por fin podíamos vivir no solamente en la misma casa, sino también en la misma ciudad.

Caminatas por la tarde, ver películas o pasar tiempo con amigos hasta muy entrada la noche, hasta limpiar nuestra casa juntos era divertido. Pero debo confesar que este regalo del matrimonio que debía de haber sido para mi bien y para la gloria de Dios comenzó a convertirse en un ídolo. Y yo dejé de atender a mi llamado de buscar primero a Dios.

1. Reconoce que tu esposo no es Dios

Dios en su infinita gracia, y por muchas otras razones, permitió que mi esposo pasara por una temporada de mucho estrés en su trabajo. Lo que inmediatamente causó que cualquier carga emocional que yo quisiera depositar en él, solamente agravaría el asunto.

Fue ahí cuando, una vez más, tuve que tornar mi mirada a Dios y pude darme cuenta que estaba tratando de acudir a mi esposo para satisfacer mis necesidades emocionales más profundas. Y eso, solo le pertenece a Dios. Él es quien me hizo, mi identidad está guardada en que soy una hija de Dios.

2. Calla y ora

En esta etapa de dificultad leí el libro “El poder de la esposa que ora”. Me enseñó a que si las cosas necesitan ser discutidas con mi esposo, es mejor dedicar tiempo a orar por ellas antes de hablar.

A veces es necesario esperar a que el Espíritu Santo convenza del error o anime cierta conducta en él. Otras veces soy yo la que está viendo la situación de una manera egoísta y quien necesita que Dios intervenga en mi mente y corazón.

“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”
‭‭Filipenses‬ ‭4:6-7‬ ‭

3. Deja que él sea el papá

¡Cuántas veces he pensado que yo soy mejor en la crianza que mi esposo! John también ama a nuestros hijos. Él también está interesado en el bien de ellos. Y él también es capaz de cuidarlos correctamente. No necesito que las cosas se hagan a mi manera.

Hay espacio para que John y yo seamos diferentes y para que nuestros hijos se beneficien de esas diferencias. Claro, si veo peligro, por supuesto que tengo que decir algo, pero cuando se trata solamente de estilo o preferencias, hay libertad para que haga las cosas de manera diferente.

4. Busca la unidad

Unidad: esta ha sido mi oración más frecuente en cuanto a mi matrimonio. En esta vida vamos a seguir tomando muchas decisiones juntos y muchas veces vamos a tener opiniones diferentes. Pero cuando no estemos de acuerdo, quiero escoger la unidad, aún si eso significa ceder.

“Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno. Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.”
Marcos‬ ‭10:7-9‬ ‭

Cuando no sea fácil, puedo pedirle a Dios sabiduría y fuerzas para ceder en lo que no es tan importante.

5. Sírvele de la manera que te gustaría ser servida

Me gusta cuando él hace comida o cuando me ayuda a limpiar la casa…básicamente cuando hace mi trabajo más fácil. ¿Puedo yo también considerar que mi esposo tambien necesita ayuda o un descanso después de un día estresante de trabajo?

“no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.”
‭‭Filipenses‬ ‭2:4‬

6. Aprecia quién es él

Mi esposo tiene muchas cualidades. Tu esposo también las debe tener. Él fue hecho a la imagen de Dios, y por algo te casaste con él. ¿Hay lugar para aprender a ver lo bueno y dejar de querer que nuestros esposos sean alguien que no son?

John no es alguien sentimental, ni romántico o detallista. Pero sí es alguien muy servicial y generoso conmigo. ¡Estoy muy agradecida por eso! Pero…a veces se me olvida que realmente es una gran persona cuando me enfoco en lo que no es o en lo que no hace.

7. Cultiva otras amistades

Hace unos días tuve una videollamada con un grupo de amigas. Fue bien enriquecedor el compartir las cosas difíciles de este tiempo. En veces simplemente necesito ser escuchada y escuchar a otros. No puedo depender solamente de mi esposo para esto.

Dios nos diseñó con deseos de ser parte de una comunidad y de pasar tiempo con otras personas. Y Dios me ha regalado amistades que son importantes en mi vida, que me apuntan hacia la verdad, que oran por mí y que son ejemplo de virtud.

Te invito a que consideres si existe algún área en la que puedes aprender a cultivar tu matrimonio.

Constantemente tengo que recordarme estas lecciones a mí misma. Si tienes más ideas, compártelas con nosotros.

Enter your email to subscribe to notifications from this site

Deja un comentario

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s